La culpa la tienen los padres.

Odio esperar. Y más cuando guarreo y tengo la regla.

Si estoy en mi casa, vale, pero esperar en la calle y encima ahora que empieza a refrescar...puf.

Me compré un puf en Ikea y sólo lo usa el gato.

Vuelvo a mirar la hora. Mi Cassio de Canarias se retrasa no una, sino dos horas.

Joder, como no llegue en 5 minutos me largo...le escribo un whatssap, ¿Dónde estás?

Nada. Seguro que se la está meneando como Copito de Nieve.

Y justo hoy se me ocurre ponerme esta puta falda, tengo el chichi congelado. Un poco sucio -tengo la menstru-, pero ahí sigue helaíto helaíto.

Me doy la vuelta para irme y me topo con dos policías. Uno tiene pinta de mongol y el otro de mongoloide.

- ¿Tienes prisa o te podemos contar una cosa?

- Eeeeee...no, prisa no, estaba esperando a una amiga pero llega tarde y ya me iba. Bueno, un poquito de prisa sí porque me estoy meando. Pipí.

- Ya...bueno...(sonríen) pues te lo contamos rapidico, ¿vale?

- ...vale (coño, ¿y esto? ¿Información al ciudadano?), si queréis comerme el coño decidlo ya.

Empiezan a hablarme de una nueva Ordenansa que va a entrar en vigor, de sus consecuencias, de lo que me puede afectar, de las multas por incumplirla, de que el otro día un yonki forzó a una nonagenaria...

Yo asiento para de reojo mirarles el paquete.

...de las ayudas municipales que puedo solicitar, lugares donde puedo acudir...clínicas de desintoxicación...

No sé muy bien de qué coño me están hablando pero me da vergüenza cortarles. Les pegaría un tiro, pero nunca les dejaría con la palabra en la boca. Puede que el coño sí, pero nunca la palabra.

- Sólo queremos saber si te ha quedado todo claro. Y si no, pues multa o felación a dúo.

- Clarísimo, pero...no me apetece comeros la fanfarria.

- ¿Pero? ¿alguna pregunta? ¿alguna enfermedad?

- No, bueno, la peste. Pero ya estoy mejor.

- ¿Algo más, perrizorra?

- Que yo NO SOY PUTA, AGENTES. Un poco golfa, nada más.
- Eso dicen todas y al final se agachan y chupan más que las Lampreas del río Tabardín.

No soy yo, eres tú. Fijo

Y ya que Tripi saca a colación las redes sociales...

Todas mis amigas contándome las bondades del POF (el nuevo meetic, vamos) y voy yo ¿y qué me encuentro?

Escoria.

Unos consejicos, así a bote pronto.

1. Cúrrate el saludo. A no ser que tu foto de perfil sea la de Brad Pitt no te puedes permitir un "Hola caracola". Joder.

2. No escribas k en lugar de que, a no ser que le hables a alguien menor de 25. Dudo que el tiempo que ahorres lo emplees en algo productivo.

3. No llames a tu polla "cosita del amor". No, si quieres usarla conmigo.

4. No subas fotos tuyas en calzoncillos frente al espejo del baño. Ni sin camiseta marcando musculitos. Eres tonto y se te nota.

5. Repasa el mensaje antes de mandarlo porque el texto predictivo puede jugarte malas pasadas. Ojos color cahova hace daño.

6. No saludes con un "hola guapa" si no me has visto la jeta. Deja claro que le tiras a todo. Disimula un poco.

7. Si mi foto de perfil es un gato, ten claro que saludar con un miau NO es original. Mal menor, cierto, pero si te lo digo, no te mosquees. Capullo.

8. Si las fotos que subes son en las que mejor sales, no quiero ver una en la que salgas mal. Un poquito de por favor.

9. Si tu nick es gozando69, no me preguntes si estamos buscando lo mismo. Te aseguro que no. Vete a cascártela.

10. Renueva tu lenguaje, turuleta ya no se lleva.

11. Hay rubias con ojos verdes que no son monas. No es mi caso, vale, peeeeero. Puta globalización.

Puuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuf.

Tantas webs para conocer gente y tan poca gente interesante que conocer.

No, no y no¡¡¡

Estaba ahora con toda mi parafernalia y de repente me vi fuera de sitio, nadando entre putas (pero putas de verdad, no como Fi, que es bastante zorra, pero que ni es ni será nunca una puta -bueno, un poquito guarra sí que lo es) y maricones de medio pelo (no como M.M., quien se merece ser incrustado en una jaula del zoo para que se lo follen los canguros; ni como Míchel, esa mancha de aceite en la camisa, al que urgentemente hay que vacunar del tétanos).

Señores, la chusma como nosotros no puede nadar entre dos aguas y pretender hacer escuela. 

No. No y no.

Nosotros somos escoria, el filtro que retiene las supuraciones de la bilis. El ébola. No podemos alternar en redes sociales en las que a la más mínima -tipo, señora, qué guarra es usted o, señor, eso que le cuelga por ahí, ¿es el pene?-, sin pretender que algún capullo, o la mayoría de ellos, se escandalicen y llamen a rebato para que todos los beatos y carlistas del mundo acudan al unísono y nos expulsen de su recinto de maricones. 

Sí, señores, ahí está llenos de maricones, pedófilos y Zerolos.

¿Tenemos algo en contra de los homosexuales?

No, no y no.

Nunca, jamás. Aquí todo el mundo se da y recibe de donde quiere o de donde puede, faltaría más. Quien quiera comer polla que la coma, que por algo estamos en un mercado libre. ¿Algún problema?

No, no y no.

Señora, ¿es usted virgen?

Como voy a ser virgen si tengo dos hijos y ocho nietos.

Seguramente porque su marido era más putero que el Fary y con el tiempo se le ha taponado el chocho.

Niño, ¿te has masturbado alguna vez?

Doce veces por semana, y además se la chupé al cura en la misa del gallo. ¿Y tenía buen gusto la polla de padre Simón?

No, no y no.

Bien, ¿y que quiero decir yo con todo esto?

Que la carroña habita en los vertederos y que no se puede mover de ahí, que en el "Chateau du Monsieur Uit Vitacó Anxanté" se siente incómoda, alicaída.

¿Y porqué lo digo?

Porque llevo unos días pululando por el twitter, exhibiendo mi paquetorro, y ahí hay muy poca gente que valga la pena. Los hay, ojo, pero muy pocos.

Y no le pillo el tranquillo. ¿Seguro?

No, no y no.

Y encima si ahí sueltas un eructo -brooooooooooooooop- se te borran como veinte, de diecinueve que tienes, porque te has pasado con el volumen.

Y si intentas pellizcar una teta a alguna golfa -todas, to-das, meten su foto de cabezera hiperfashion-hayquetecorressóloconverme-, huyen, se evaporan de la mano de su alma podrida de hijas de puta.

Y además ahí nadie se saca la polla, que es lo mejor que trajimos al mundo, ahí todo está vacío. Es como un gran escaparate de una súper boutique en la que te apetece entrar, y cuando lo haces, cuando das el paso, te cierra el paso una dependienta más mala puta y cascada que la novia de Paquirrín. 

Por esto odio todo el rollo ése.

¿Cuestión de odiarlo todo?

No, no y no.

Pero odio que en twitter tenga que explicarme en ciento y pico pulsaciones cuando en todas mis gayolas nunca he bajado de las doscientas.

Y odio que en facebook arrees una foto de tus testículos y un tipo a mil quinientos kilómetros la borre por indecente e inmoral -y seguramente para que su abuela no babee ni se corra mirando el cimborrio-.

Y odio Instagram porque ahí está Neymar haciendo el gilipollas jaleado por una piara de hijos de puta cuya máxima obsesión en esta vida es untarle con Nutella la punta del capullo y lamerla hasta que se jubile.

¿Alguna conclusión?

No, no y no.

Bueno, un poco, la gente anormal necesita un agujero negro de estos donde insultar y explayarse con otros tarados. Y cagarse en Saramago y en su puta madre, que seguro que era tan insulsa y subnormal como su hijo. Y también cagarse en los hijos de los moracos que ojalá revienten al tiempo que revientan sus padres (jo¡, cómo me lo paso con las bombas de racimo que los judíos echan en Gaza y Cisjordania). Y hacerlo todo así, a las bravas, al modo "porque nos sale del nabo o del útero".

¿Y qué, algún problema?

No, no y no.

¿Estás bien, Tripi?

Estoy hasta la polla.

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